lunes, 29 de enero de 2007

Huelga de Hambre



Las huelgas de hambre suscitan la colisión entre una serie de principios y valores de índole legal, moral, ético y humanitarios que ponen en tensión a quienes deben afrontar su resolución (principalmente los destinatarios de las huelgas, esto es: funcionarios, jueces, fiscales, etc).

Justamente, la reciente lectura de una sentencia de la Audiencia Nacional de España, fechada el 25 de Enero de 2007, y donde se resuelve la alimentación coactiva (por medio de una sonda nasogástrica) del huelguista, reaviva este tipo de cavilaciones.

En lo que aquí interesa, la sentencia dice:

Efectivamente, se ha reiterado por el Tribunal ya en diversas ocasiones (AA 28 Agosto, 14 y 20 Septiembre y 24 Noviembre, entre otros), que los derechos constitucionales de las personas privadas de libertad -sea por cumplimiento de condena, sea por prisión preventiva (como es del caso que nos ocupa)- pueden ser objeto de limitaciones al existir una relación de especial sujeción entre el interno y la Administración que origina un entramado de derechos y deberes recíprocos, entre los que destaca el esencial deber de la Administración de velar por la vida, integridad y salud del interno con el consiguiente deber de adoptar las medidas necesarias para protegerlos, imponiendo limitaciones al ejercicio de los derechos fundamentales de aquel interno que, por el riesgo de su vida en que voluntariamente se han colocado, precisen de tal protección, acordándose la alimentación forzosa del preso ante su actitud de huelga de hambre, actuándose con el respeto de su dignidad como ser humano estando actualmente ingresado en Centro hospitalario.

Desde una concepción estrictamente liberal, en el sentido de respetuosa de las libertades individuales y de la dignidad de las personas, como asimismo de la autonomía de la voluntad, debería sostenerse el respeto a ultranza por este tipo de decisiones, aunque en las mismas se coloque en riesgo la salud y la vida misma del individuo que la realiza.

Justificar este tipo de intervenciones, probablemente que habilitaría -con parecidas motivaciones- otro tipo de intromisiones que usualmente se encuentran en tela de juicio en el ámbito del fuero penal, como por ejemplo lo es la extracción compulsiva de sangre, operaciones tendentes a extraer objetos que se encuentran en el interior de la cavidad humana, enemas, suministro de vomitivos, etc.

En definitiva, la aludida tensión entre la intangibilidad individual y el sometimiento del individuo a finalidades que no son inmanentes a su condición.

Sin embargo, lo que de algún modo plantea la sentencia española y suscita estas reflexiones es determinar si en realidad, una persona que se encuentra privada de su libertad en una carcel, restringida de una gran cantidad de sus derechos esenciales, debe ser además dejada morir como si se tratase de un individuo que decide emprender una excursión de fin de semana. Dicho con otras palabras: además de privarlo de la libertad, someterlo a los sufrimientos que ello implica, también debe admitirse dejarlo morir por su propia voluntad.

Francamente que, hoy por hoy, no tengo una respuesta tan segura ante el dilema como hubiera tenido hace algun tiempo atrás. Me parece que la inacción ante la huelga de hambre puede ser interpretada como una exteriorización del respeto a las libertrades individuales, pero también puede ser interpretada como el máximo desinterés del poder frente a un desvalido que adopta el último recurso a que puede echar mano, y observa impasible cómo se va muriendo.

Un tema muy difícil.

Lo cual no quita que, al menos que en países como la Argentina, una gran cantidad de huelgas de hambre podrían ser resueltas sin necesidad de ingresar en el terreno del dilema ético, ya que la experiencia demuestra que una gran cantidad de ellas tiene por motivo los largos períodos de indefinición en la situación procesal, el sometimiento a condiciones indignas de vida, la falta de atención de jueces y funcionarios a reclamos puntuales que se formulan, y así sucesivamente. Supuesto en los cuales, el desenlace fatal e una huelga de hambre podría transformarse en un homicidio premeditado.

1 comentario:

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