martes, 20 de marzo de 2007

Miserables


En Página 12 del día de la fecha (20/3/07) se informa que un grupo de vecinos del barrio de Flores protestaron públicamente contra la instalación de una clínica destinada a la rehabilitación de los pibes adictos al "paco" en el vecindario.
Estos "buenos" vecinos alegaron que la instalación de la clínica incrementaba los niveles de inseguridad de la zona, ya que las construcciones que allí existen son "bajas" y se puede acceder fácilmente a las mismas por los techos.
Además, como si eso fuera poco, señalaron que el emplazamiento del establecimiento en ese sitio disminuía el valor de sus propiedades, ya que nadie iba a querer comprar sus casas con esa clínica cerca.
Como guinda del postre, agredieron a otra vecina que se animó a expresar ante una cámara de televisión su acuerdo con la iniciativa de la instalación de la clínica.
Digo, indignadamente, que estos sujetos (los que se oponen a la instalación de la clínica en las inmediaciones de sus viviendas) son unos miserables de toda miserabilidad (expresan una "patética miserabilidad", diría un ex presidente argentino), y son los mismos que luego cacarean indignados por el "flagelo" de la droga y reclaman su "combate".
Este triste, lamentable e indigno episodio, muestra uno de los costados más oscuros de la condición humana, que verdaderamente me averguenza y que pone de relieve la íntima vinculación que los ciertos sectores grotescos y reaccionarios realizan entre "droga" y "delito" como forma de estigmatización de los excluidos.
Me parece que esta no es una cuestión política, ideológica ni dialéctica. Este es un problema de SENSIBILIDAD HUMANA, y aquél que no puede experimentar empatía, ponerse un poco en el lugar de los otros, conmiserarse por las desgracias ajenas, ceder un trozo del tereno que ocupa para mejorar la vida en común, sólo es merecedor de pena, una enorme pena por comprobar el punto hasta el cual puede degradarse el individuo.

6 comentarios:

Dieguistico! dijo...

Aubry, no estoy de acuerdo con esta gente, tanto como no estoy de acuerdo con los vecinos que se oponen a la construcción de torres, o cualquiera que pretenda un derecho sobre lo que no le corresponde.

Pero más allá de si, desde mi punto de vista, es o no moralmente reprochable su actitud, lo cierto es que no puedo impedirles que se expresen.

¿No te parece que se te va un poco la mano diciendo que son "merecedores de pena"? ¿Acaso expresar una posición que a vos te parece moralmente inaceptable puede ser suficiente para constituir un delito?

No creo que la moral deba ser impuesta a las patadas. Si alguien expresa una opinión que yo considero incorrecta, puedo rebatirlo, indicarle mi disgusto o tratar de convencerlo. Pero no puedo obligarlo a que comparta mis criterios morales.

Si, es cierto, esta gente podría ser un poco más "sensible". ¿Pero acaso yo soy Dios como para expresar una visión infalible de lo que es moralmente adecuado y pretender que todo el mundo se adapte a ella?

En mi humilde opinión, hay que tener cuidado con los términos que se utilizan para reprochar lo que no es otra cosa que una opinión. Si no, corremos el riesgo de acercarnos peligrosamente a quienes piden cárcel para el comunista, el liberal, el judío, el homosexual, el negro, o todo aquel que le resulte un desviado, un depravado o simplemente un "distinto".

Aubry et Rau dijo...

Diego, gracias por el comentario.

Sucede que estoy completamente de acuerdo contigo, y que cuando dije que esos vecinos eran merecedores de "pena", quise decir que eran merecedores de "lástima", pero en forma alguna de una condena de índole penal.

La expresión que utilicé ha sido equívoca, pero ese es el único sentido que pensé darle cuando la escribí.

Te mando un abrazo y vale la aclaración

Fabiana Bump dijo...

Creo entender la intención del post.
Hace un tiempo tuve una propiedad (que finalmente pude vender), que al lado habían instalado una sala velatoria.
Realmente, desde el punto de vista inmobiliario, me perjudicaron.
Pero lo asumí como un riesgo, y me la banqué calladita.
¿Que vamos a hacer?
Cuando mejorar la vida en común te toca directamente en el bolsillo, es difícil.
¿o no?
Es como cuando decís algo así como "todo bien, pero..."
Yo trato de no estigmatizar a nadie.
Y trato de experimentar empatía.
Pero a veces me cuesta, que querés que te diga.

Fabiana Bump dijo...

Creo entender la intención del post.
Hace un tiempo tuve una propiedad (que finalmente pude vender), que al lado habían instalado una sala velatoria.
Realmente, desde el punto de vista inmobiliario, me perjudicaron.
Pero lo asumí como un riesgo, y me la banqué calladita.
¿Que vamos a hacer?
Cuando mejorar la vida en común te toca directamente en el bolsillo, es difícil.
¿o no?
Es como cuando decís algo así como "todo bien, pero..."
Yo trato de no estigmatizar a nadie.
Y trato de experimentar empatía.
Pero a veces me cuesta, que querés que te diga.

Aubry et Rau dijo...

Si Fabiana, es completamente cierto lo que decís: "a veces cuesta".

Quien podría negar que al lado de su casa sólo le gustaría tener jardines con flores, vecinos que sonríen y vistas placenteras

Ese comentario tuyo es muy certero y honesto, pero me parece que es en esas circunstancias donde deben ponerse a prueba nuestras verdaderas convicciones y nuestra condición de integrantes de un conjunto.

Dieguistico! dijo...

Aubry, vale la aclaración. Al ser un blog sobre derecho penal pensé que estabas utilizando el término "pena" en sentido jurídico.
Así son los problemas del lenguaje, vio?