sábado, 12 de mayo de 2007

La responsabilidad del conocimiento


La alienación es un estado mental en virtud del cual el individuo se encuentra incapacitado de comprender la realidad en la cual se encuentra inmerso, de comprender su realidad social, en sus nexos y en su génesis. Por consiguiente está también impedido de comprender-se a sí mismo, de reconocerse como sujeto, ya que el es también un ser social.
Todo esto me hace pensar que todos nosotros, en alguna medida, estamos y estaremos inevitablemente alienados. Pero no todo es lo mismo. La desalienación en sí como punto puro, desprovisto de alienación, parece ser un mero slogan. La cuestión radica en la constante superación de un particular estado de alienación, por la progresiva aprehensión de nuestras condiciones reales de existencia (siempre históricas y transitorias). El contenido positivista, en última instancia (o no tan última), de estos postulados es evidente, algo que no consigo resolver.
Y si bien rechazo fervientemente la posibilidad de la desalienación pura, defiendo y creo en los procesos graduales de desalienación, extendidos hasta el infinito.
Un paso importante en este proceso (en mi opinión) es el reconocimiento del carácter social de nuestras condiciones materiales de existencia. La conciencia de que nuestras condiciones de existencia no son naturales, sino sociales y transitorias, y en tanto sociales, modificables. Otra cuestión de suma importancia, que se parece más a un opción política, pero que no creo que lo sea tanto, es el hecho de reconocer en el otro a un igual. Los límites de este reconocimiento o de esta “igualdad”, parecen ser innatos; como si en realidad estuviésemos incapacitados biológica o psicológicamente, en razón de la conformación de nuestro aparato psíquico, para ver en el otro a un igual. Bueno, yo personalmente prefiero, ante la duda, no aceptar a priori ninguna incapacidad natural, y de la misma forma en que creo que la desalienación debe ser entendida como un proceso ( movimiento, acción, praxis), de la misma forma pienso que debe entenderse a la concientización sobre la existencia de otros “YOs” , más aún cuando es uno de los aspectos constitutivos de la desalienación.
Y este primer paso, el de reconocer el carácter social de las condiciones nuestra existencia y el de ver en los otros a iguales, tiene una consecuencia directa, y es la de que a partir de este momento seremos responsables por lo que hagamos o dejemos de hacer. Si me veo en el otro a mi mismo, el dolor del otro es, en alguna medida, mi dolor, y si las condiciones de existencia son modificables, quiere decir que puedo evitar o disminuir ese dolor del otro que es también mi dolor. Esta es la responsabilidad que acarrea el conocimiento, o por lo menos este conocimiento particular. Si somos concientes somos responsables.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Obrí:

POnete de acuerdo. ¿Estás hablando de alineación o de alienación?

AB

Aubry et Rau dijo...

"¿Por qué pienso que nosotros los intelectuales podemos ayudar? Sencillamente por esto: porque nosotros, los intelectuales, desde hace milenios hemos ocasionado los más horribles daños. La matanza en nombre de una idea, de un precepto, de una teoría: ésa es nuestra obra, nuestro descubrimiento, el descubrimiento de los intelectuales. Si dejáramos de incitar a las personas unas contra otras -a menudo con las mejores intenciones-, sólo con eso se ganaría mucho. Nadie puede decir que ello nos sea imposible".


Karl Popper, Tolerancia y responsabilidad intelectual, 1981

Lic. Scolaro dijo...

LOS DEMIURGOS
Señor Director:

Es normal escuchar al Presidente y a su esposa, exponiendo en atriles o
actos de campaña, como si fueran Demiurgos, a los que la filosofía platónica
signaba como creadores y ordenadores del mundo -en el caso Argentina- y que la terminología griega marcaba como "el que produce".

Sin duda lo son, pero de palabras futuristas, como si fueran ajenos a
los gobiernos pasados (de los que son y fueron parte) y con léxico que no se
sustenta en hechos o logros palpables para el común de la gente.

Palabras... tan sólo palabras que llegan generalmente a un auditorio
humilde, trasladado u obligado, por favores recibidos, a prestar
concurrencia con el fin de asignarle masividad para el spot o la foto generadora de tendencia triunfalista.

Está demostrado científicamente que todo ser humano (negro o blanco,
pobre o rico, etc.) nace con la misma inteligencia. Su desarrollo suele
paralizarse por distintos motivos, siendo el más conocido la falta de
estímulos que otorga la pobreza a una sociedad con carencias elementales. Una pobreza que el Gobierno ha incrementado e intenta minimizar o se jacta
de combatirla en teoría, incluso inventando estadísticas, al solo efecto
de aumentar su clientela y ser visto como demiurgo.

Quienes, medianamente ilustrados, comprenden la magnitud de los
atropellos oficiales en todos los órdenes, los riesgos de la Nación, los
problemas de nuestros días y los que yacen debajo de los felpudos o
alfombras de la Casa Rosada y Ministerios, comienzan a sentirse atrapados
dentro de una sensación apocalíptica, comprobando la inercia e indiferencia
del pueblo para definir su próximo Presidente.

Apocalipsis que enfrenta la creación de un Estado sano, exento de
vicios y mentiras, pero que algunos -a la luz de los comicios-, de manera
perversa, piensan que, manteniendo una prescindencia participativa, los males ocultos le explotarán a la "electa por el dedo".

Deben comprender que cualquier cataclismo no va a afectar a la cabeza del iceberg (Cristina Kirchner) ni a sus socios, sino que la frustración nos alcanzará a todos y, especialmente, a la República con su inserción en el mundo (aunque nos inculquen que el universo termina en Venezuela), amén de los pobres que han sembrado en todo el territorio nacional.

Hemos vivido un experimento kirchnerista, sumidos en la esterilidad del
viejo lema "Gobernar es anunciar".

El 28 de otubre, superando personalismos, fórmulas que obvian candidato
a Presidente, excepticismos y el remanido verso del "mal menor", la
ciudadanía necesita "desacralizar" la profecía de las encuestas y
tomar conciencia que es la artífice del destino de la Patria y no debe
resultar genuflexa a los que piensan perpetuarse en el poder sin cumplir
su obligación de preservar las Instituciones.

De todos nosotros depende.

Saludos

Lic.Francisco Scolaro
www.scolaro.blogspot.com

Lic. Scolaro dijo...

TIREMOS EL VOTO CADENA
Señor Director:

La "cristalinidad" de los momentos actuales, proclamada por el Presidente, hace recordar la película " Lo que el viento se llevó".

A la luz de lo acontecido en Córdoba, "voz populi, vox dei" debería transformarse aditándole "si me conviene".

La provincia de Bs. As., con intendentes aspirantes a la relección (amparados a la sombra camaleónica oficialista y su caja) y con cuadros militantes duchos (generalmente empleados), se están preparando para fiscalizar el acto electoral que, por su magnitud (en cuanto a votantes), puede significar -por arrastre- que el oficialismo se quede nuevamente con el sillón de Rivadavia y que en él, se siente la consorte del actual mandatario.

El voto cadena (entre otras "avivadas") no es una práctica nueva, pero es necesario alertar a todos los ciudadanos de todos los partidos, alianzas, coaliciones, etc. y a las propias autoridades de mesa de cómo funciona este sistema perverso y bien conocido en el conurbano bonaerense.

1) El primer puntero, empleado, pícaro o militante comprometido, se presenta correctamente en la mesa y, una vez dentro del cuarto obscuro, cambia el sobre oficial (firmado por fiscales y autoridades) usando otro, trucando firmas (hasta con sobres "viejos") . De allí que debe exigirse a todo el mundo exhibir el sobre. Pero... son tan ligeros que, de manera distraída y de apuro, lo meten en la urna. Si pasa, no se puede impugnar, salvo en el recuento cuando las firmas no coincidan (casi nadie las controla y, de última, cae sólo un voto).

2) Ese primer eslabón de la cadena vota con el sobre trucho y se guarda el bueno para entregarlo a un puntero que lo aguarda fuera de la escuela, en un local o sitio cercano y allí, a cambio, cobra o recibe lo pactado.

3) El puntero prepara ese sobre con el voto de su "jefe", lo cierra y lo entrega a otro ciudadano que se presta a la maniobra.

4) Este deja en la urna ese voto y entrega al puntero el sobre vacío que le dieron en la mesa de votación. También cobra.

5) Este sobre vacío servirá para otro eslabón de la cadena que puede ser muy grande (como la necesidad y su herejia).

6) De esta manera el partido prebendario se garantiza que los votos comprados lleguen a las urnas y que el elector, no cambie de opinión dentro del cuarto oscuro.

7) Al final el único voto apócrifo es el primero, que puede ser impugnado porque no lleva la verdadera firma de los fiscales. Pero todos los que le siguieron en la cadena son verdaderos.

8) Donde hay pobreza, este voto es el caldo de cultivo de los corruptos y de los corrompidos por la miseria (que no sólo reina en el Gran Buenos Aires).

9) El voto cadena es el "clientelismo" elevado a su máxima expresion. Bolsas de comida,dinero, colchones, chapas, subsidios, materiales y hasta inodoros son la moneda de cambio por el voto.

No deja de ser un fraude electoral, muy usual y con mecanismo aceitado por los viejos punteros que responden a los "caciques" bonaerenses que todos conocemos.

Todos los fiscales (hoy cuesta conseguirlos) y presidentes de mesa (también cuesta "engancharlos") deben estar alertas a la primer maniobra y denunciarlo a la fuerza pública.

De lo contrario "tiremos la cadena" con los votos y cenemos con la "calidad" Institucional que nos venden.

Saludos
Lic.Francisco Scolaro
www.scolaro.blogspot.com.

Lic. Scolaro dijo...

GATAPARDA

Señor Director:

La vieja novela de Lampedusa (El Gatopardo) -que obtuvo el premio Strega- narra vivencias de príncipe y familia e hizo famosa a la frase «Algo debe cambiar para que todo siga igual»; era el reflejo de la capacidad de los sicilianos para adaptarse a los distintos gobiernos y cobra nuevamente actualidad.

Muy lejos de la puesta en escena de Claudia Cardinale (versión de cine) la consorte electa, Doña Cristina Kirchner -con seguridad por influencia popular-, nos revive el tango "Demasiado Tarde", letra de F. Trópoli ("Todo está igual, nada ha cambiado, el mismo patio...").

Si uno se guía por los anuncios del posible Gabinete, nos encontramos con protagonistas de la misma película de su esposo.

Sólo la reminiscencia de dos futbolistas escaparía a esta cuestión (Lousteau y Randazzo, apellidos de viejos jugadores), pero viene de la mano del Gobernador Bonaerense.

El modelo de 'gatopardo' está en plena vigencia, con el plus de llevar en sus espaldas el verso electoral de "El cambio está en marcha".

Hacia dónde marcha queda claro, dado que hasta las caras visibles de los funcionarios de segunda línea salen de la galera como por arte de magia con los mismos conejos.

Los escozores de una interna en potencia los ha llevado a adelantar los nombres y, en definitiva, Néstor Kirchner, entre las bambalinas, seguirá manejando los libretos.

Más que nunca ha quedado claro que los argentinos han caído en la "trampa" de una reelección.

Salvo, por supuesto, el cambio de Gatopardo a Gataparda.

Saludos


Lic.Francisco Scolaro
www.scolaro.blogspot.com

Lic. Scolaro dijo...

Señor Director:

Son pocas las voces que se alzan ante la absurda autarquía y marasmo que tienen los partidos políticos.

El viejo sistema demócratico, destruido por Kirchner -compañía y todos sus cómplices-, que tenia su basamento en la representatividad, es hoy una estampilla de colección desvalorizada.

Basta echar una mirada a lo que se llamaba Congreso de la Nación (hoy sucursal del Poder Ejecutivo), en cuanto a sus integrantes, para entrar en la nebulosa conformación de todos los bloques.

No sabemos si el oficialismo es uno; si es el transversalismo, peronismo, mayoría de acomodaticios, gatopardistas o el nombre que se le quiera dar.

Si observamos a la oposición, será menester colocar entre los sillones más pasillos, para que se siga desplazando para cualquier lado, amén de ser adivinos sobre cuál es la primera minoría. El centenario radicalismo da pena y vergüenza ajena, partido en varios pedazos, con muchos actores de reparto y muchos que juegan a ser oficialistas por conveniencias o oportunismo.

La llamada coalición cívica nos depara todos los días una sorpresa y pareciera que el escapismo es su estilo y nos debe hacer reflexionar que, de haber ganado, repetiría sin duda la experiencia de la alianza (De la Rúa), hecho que los arribistas oficiales alientan y aplauden.

La ley orgánica de los partidos politicos, como la Constitución, ha pasado a ser una revista de colección o una figurita difícil de encontrar para llenar el álbum para pegar en el libro de la República.

Se trata del colapso de la representatividad. Sin internas, candidatos autoelegidos, el dedo, el clientelismo, el invento de candidatos, los impedidos de serlo y lo fueron, etc., nos deja el amargo sabor de que nada ha cambiado.

La democracia es de todos y no de unos iluminados arribistas.

Todo está como era entonces, la casa, la calle, el río, los árboles con sus hojas y los pájaros con sus nidos. Todo está igual, nada ha cambiado (Andrade). Sólo falta que el ciudadano deje de votar para que el matrimonio gobernante sienta la misión cumplida.




Debemos retornar por lo tanto, al ansiado y probado sistema republicano o cantemos el tango "Sombras... nada más" (Lomuto-Contursi ) y sigamos "entre lágrimas viviendo los pasajes más horrendos de este drama sin final...".

Saludos
Lic.Francisco Scolaro
www.scolaro.blogspot.com